Superclásico 50 Kilos Después

Zorrillo, Loco y 140 Kilos

Extraño la cancha, los domingos de liga, los miércoles de Libertadores y todos y cada uno de los cantos de La 12.

Ahí en la Boca, hinchando con el Toto Lorenzo y  Alberto Arébalos, me volví a enamorar del deporte que trajo a mi abuelo a México desde España, dándome mi lugar de nacimiento que aunque fortuito, agradezco profusamente.

Comiendo rabas y mollejas en El Obrero después de los partidos entendí que ahí, en dónde el Riachuelo desemboca en el Río de la Plata, no solo vive la pasión más grande que conozco; ahí dejé para siempre parte de mi corazón y mis mejores recuerdos.

Los choris atornasolados de la cancha, la salida casual de El Gordo desde su palco, niños gritando leperadas junto a padres orgullosos…hasta el más grande se toma en serio lo que los pibes dicen. No es cliché, La Bombonera claro que late, fuertísimo; pum, pum, pum…solo de recordar el día que desde el pasto vi salir al equipo se me pone la piel de gallina (no, de esas no). Paró mi corazón y arrancó todo lo que había vivido alrededor de un balón.

Yo estuve ahí en la tripa, junto a la arteria y sintiendo los ventrículos mandar sangre a la cabeza de toda La 12.

Con estos recuerdos mi Zorrillo y yo volvemos hoy a ver el Superclásico, esta vez en el Estadio Azteca y con un equipo que solo trae tres o cuatros jugadores de aquellos que veía cada semana. Viene Román, que sin recato sigo llamando el último “10 natural” que ha pisado una cancha de fut profesional. A callar.

Ya no están Palermo ni Rodrigo, pero tampoco están 50 Kilos que me acompañaban en ese entonces junto con dos mil demonios más, que hoy o ya maté… o transformé.

Lindo ver a mis 11 en la misma cancha en la que viví La Mano de Dios, vi a mi abuelo metiendo goles y, desde la panza de mi mamá: sentí a Pelé ganando un Mundial.

Lindo tener pasiones y vivirlas.

Lindo que es estar acá, todavía, con ustedes.

 

2 Comments

  • Patricia
    Me hiciste recordar tantas cosas de mi segunda patria Argentina que no es posible ocultar...
  • Entonces: misión cumplida Patricia, gracias por leer.

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