La innovación sola no basta

Uno de los grandes mitos que ha traído la Transformación Digital es la importancia de la innovación para el éxito de una empresa.

Si bien es cierto que la innovación sí tiene un peso importante para determinar qué empresas son exitosas en esta época, no podemos dejar de lado otros pilares de la gestión empresarial en aras de buscar el canto de las sirenas innovadoras como única propuesta de valor.

Como muestra un botón muy admirado en nuestra época: Elon Musk.

El múltiple empresario sudafricano tiene una reputación de innovador muy bien ganada como fundador de Tesla Motors, SpaceX e Hyperloop, con lo que está innovando el mundo de la transportación; de hecho, yo lo utilizo como ejemplo de la Quinta Ola de Transformación e innovación en mi conferencia para alcanzar el Modelo X de crecimiento exponencial.   

Sin embargo, su personalidad ha ocasionado que sus compañías entren en algunas crisis, y los inversionistas y el mercado tengan dudas y recelo acerca de la viabilidad y seguimiento de sus proyectos.

En un perfil publicado en El País, daban nota de cómo un importante analista le recordaba a Musk que en el mundo de los negocios “ser superinnovador no basta” para tener credibilidad ante acreedores, inversores, consumidores y el mercado en general. Y esa credibilidad se gana, mencionan, cuando se demuestra que se es capaz de ejecutar el plan.

Recientemente Elon Musk tuvo que pedir disculpas por sus exabruptos (entre los que destacan llamar pedófilo en su cuenta de Twitter a uno de los rescatistas de los niños en la cueva de Tailandia o descalificar a quienes cuestionan el modelo de viabilidad financiera de Tesla) y por fin respondió las dudas de analistas y periodistas. La respuesta del mercado fue muy clara: las acciones de Tesla subieron 16%.

Tras ver cómo se ha desenvuelto este tema, me quedan algunas sensaciones que quiero compartir con ustedes. 

1. El poder embriaga.

Elon Musk ha manejado sus empresas de una manera totalmente válida, aunque quizá no bien vista por los analistas: mantiene el control férreo de ellas y no está dispuesto a soltarlo, y el ejemplo es claro en Tesla.

En el fabricante de autos eléctricos, aunque Musk tiene sólo el 22% del capital de la compañía, la estructura de administración está diseñada de tal manera que cualquier iniciativa necesite de su aprobación para prosperar.

De acuerdo con la compañía, este esquema de supermayoría es necesario para que Musk lleve adelante su misión y proteja a Tesla de operaciones hostiles de compra.

Y aunque todo eso puede ser cierto, en la práctica el superpoder embriaga y puede hacer que el CEO se sienta intocable o con la capacidad de ‘salirse con la suya’ cuando la realidad sea todo lo contrario.

2. La imagen sí importa

El hecho de que Elon Musk sea la cara principal de Tesla, hace que la percepción hacia su persona se confunda con la percepción hacia la compañía, por ello, la importancia de regular la conducta del fundador es mayúscula.

Sobre todo cuando éste se ha convertido en una especie de rockstar de los medios y disfruta de dar declaraciones polémicas e incendiarias o exhibir su relación con la cantante británica Grimes.

En este caso, una de las máximas tradicionales que me parece adecuado rescatar es la de la sobriedad al manejar una compañía.

Cualquier persona que me conoce sabe que no me refiero a cambiar la esencia de quienes somos, pero sí a entender que como CEO, solemos ser la cara de una compañía y eso puede repercutir seriamente en la valoración de la empresa.

Quizá sí, y Elon Musk parece ya haberse dado cuenta de esto, es conveniente serenarse un poco, dejar cierta distancia con las redes sociales, y enfocarse más en el día a día de la compañía.

3. La innovación es importante, pero no lo único

La gran enseñanza que me deja todo esto es que la innovación, por extraordinaria que sea, por sí sola no nos va a llevar al éxito.

Creo que la innovación es clara y nadie puede negarla en el caso de Elon Musk y todas sus empresas. Sin embargo, sin una estructura sólida, sin una formación adecuada en el manejo de las circunstancias, podemos meternos en problemas innecesarios.

La innovación es indudablemente un ingrediente fundamental; pero debe ir acompañada de conocimiento de mercado, gestión empresarial, liderazgo, project management, manejo de prensa, inteligencia emocional y, por supuesto, un equipo multidisciplinario que nos ayude a complementar nuestras debilidades. 


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